Capítulo 17
En el momento que había dicho esto a sus discípulos, también les dijo: El que tenga oídos para oír, dejadlo oír.
Entonces cuando María oyó al Salvador decir estas palabras, se quedó mirando fijamente el espacio durante una hora. Y les dijo: Señor, permíteme hablar abiertamente.
Marah, María, Isis, nuestra Divina Madre Cósmica individual, es la esposa del Espíritu Santo y la Hija de su Hijo.
Marah, es pues, un desdoblamiento del nuestro divino Glorian particular.
Isis, María, es nuestro propio Ser, derivado.
Isis, María, es Dios-Madre en nosotros, la Virgen del Mar.
Isis, Marah es el desdoblamiento del Espíritu Santo en cada uno de nos.
Maria, Isis, es nuestra Divina Madre Kundalini.
Marah, Isis, posee Sabiduría, Amor y Poder.
Isis, Marah, Tonantzin, nos enseña, guía y dirige.
La Virgen del Mar guía al Alkimista, es la Estrella que nos orienta en el borrascoso océano.
María Magdalena pide y recibe permiso para hablar.
Y Jesús, compasivo, contestó a María: María, bendita eres, a quien perfeccioné en todos los misterios de lo alto, habla abiertamente porque tu corazón es elevado al reino de los cielos más que todos tus semejantes.
María Magdalena es la pecadora arrepentida; Kundry, Gundrigia, la mujer tan indispensable para la Gran Obra.
Parsifal, en el drama de Wagner, después de someter a la tentadora Kundry, la transforma totalmente.
El varón necesita de una María Magdalena para trabajar en la Novena Esfera y lograr la Resurrección.
Ser salvado y salvar a Kundry, Magdalena, es algo grandioso.
Gundrigia tentadora, Magdalena, Kundry, serás perfeccionada en todos los Misterios de lo Alto, más que todos tus semejantes.