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Mi Regreso al Tibet: Capitulo 16.- Los Siete Señores Sublimes

LOS SIETE SEÑORES SUBLIMES

En verdad es la luz el PAN CÓSMICO que más sustancialmente nos nutre. Yo la sentí en las rocas milenarias de la montaña y en las aguas purísimas del río. Yo la vi como una virgen deliciosa, tejiéndose una corona de rosas para sus sienes encantadoras, entre el silencio imponente del mediodía... Yo la sentí inefable penetrar en mi alma seguida de una procesión rubia de átomos danzarines.

La hierbecilla sagrada del bosque hacia vibrar allá abajo, en el tímido arroyuelo cantarín, las ruedas tornasoles de sus delicados tallos y sumergido en el misterio un escarabajo aprendía pacientemente a levantar el mundo en cada hoja. Metido en mi gruta de anacoreta y penitente, sorprendí a las piedras en la trascendental experiencia mística de succionar la luz y de embeberse en ella con sed infinita.

Mi Regreso al Tibet: Capitulo 17.- Una Magnifica Convención

UNA MAGNIFICA CONVENCIÓN

Tratándose de la verdad es conveniente afirmar en forma enfática lo que se siente.

Sin desear en modo alguno competir con otros escritores, excluyendo muy sinceramente toda vana ostentación, pero corriendo el riesgo de atormentar a muchos envidiosos, es mi deber confesar que fui el primero en anunciar las naves cósmicas. Corría el año 1950 cuando después de muchos sinsabores, requiebros y cartas de desafíos, salió a la calle mi primer libro titulado: «El Matrimonio Perfecto», el cual como ya es sabido, el vulgo disputó y tuvo por inmoral. Es pues de saber que este libro enhorabuena escrito, aclaró el misterio de los platillos voladores.

Mi Regreso al Tibet: Capitulo 18.- Mi Regreso al Tibet

MI REGRESO AL TÍBET

¡Ah tiempo! Que una Dama-Adepto tibetana muy singular, dentro de la orden Sagrada del Tibet exclamó diciéndome: ¡Muere!

El libro egipcio de la Morada Oculta dice: El día en que Horus (El Intimo) consigue la victoria sobre Seth (El Ego Animal) y sus demonios, yo difunto, yo triunfo de mis enemigos, durante la noche de la fiesta en que el Dios Djed es elevado en Djedú ante las divinidades que residen sobre las vías de la muerte.

Morir, en mi mismo, disolver el YO, reducirlo a polvareda cósmica, ciertamente no resultó tarea muy fácil, empero, debo confesar muy sinceramente, que permanecí fiel a los decretos de TUM (mi Padre que está en los cielos). Jamás podría negar que entre con mi divina Madre Kundalini en las guaridas de Seth. (Las cuarenta y nueve regiones del subconsciente).

Mi Regreso al Tibet: Capitulo 19.- El Karma de los Dioses Santos

EL KARMA DE LOS DIOSES SANTOS

¡Oh divina Madre Kundalini! ¡Serpiente ígnea de nuestros mágicos poderes!, Sufro mucho y tú lo sabes; Aunque quisiera ocultar mi dolor entre las sombras del bosque, este aflora públicamente bajo la luz del sol. Te amo Madre adorable, como ama en nuestra fértil tierra perfumada, el ave errante que en la selva mora, y este sagrado amor que el alma inmortal encierra, canta en la lira de Orfeo y llora en mi alma.

Te amo, Reina mía. Madre profunda, Cibeles, Rea, Tonantzín, te adoro, con esa fiebre sublime que besos sin mancha dan para cubrir tus huellas, que se vierte en rosas de vida, que se escribe con estrellas. Me siento todo tuyo. Madre mía. Virgen inmaculada. ¿Qué hay en mi ser que para ti no sea? Desde mi débil corazón de hombre hasta mi santa postrimera idea. Viví para adorarte Señora sublime; mi existencia ya desprovista de ilusiones, mis éxtasis constantes, buscan en el santuario de tu inocencia, la gloria y el calor de tus delicias. Esclavo de tu mágica belleza siempre sobrehumana, rindo mi corazón a tus ternuras.

Mi Regreso al Tibet: Capitulo 20.- La Bella Selene

LA BELLA SELENE

Noticias alarmantes de última hora enfatizan la idea de que tanto TIRIOS como TROYANOS, están a punto de ALUNIZAR.

Cierto escritor muy inteligente decía: "Cuando el hombre llegue a la luna, deberá desposeerse de patrias y de banderas; de armas destructoras y de ambiciones imperialistas; llevará sí la conciencia de su humanidad, y sus mejores equipos científicos para la investigación de la verdad, de lo que haya dentro de los "circos", mares y elevadas montañas de Selene, con miras a surtir a la tierra de los metales y recursos en general, que de la superficie lunar pueda extraerse. Sería inicuo y criminal aprovechar tales recursos para fines de guerra, haciendo valer derechos de conquista y pretendiendo la posesión para uno o dos países tan solo de superficie lunar estableciendo "Pequeñas Américas" o "Pequeñas Rusias".