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Mi Regreso al Tibet: Capitulo 21.- El Jabalí Negro

EL JABALÍ NEGRO

Opalescencias de ámbar encantador y delicioso, con fluctuaciones hialinas de miraje misterioso...

Diluciones de luz, como de luceros inefables a través de un ramaje perfumado... Blondas líneas que fallecen en el suelo, ahogadas por las incertidumbres de la atmósfera que dibuja con las nubes caprichosos femeniles, sobre las dulces floraciones de mayólica...

Transparencia acuática de encanto espectral, envuelve las cosas en una suave caricia cósmica. En el misterio de la noche, la sala ahogada en una penumbra de vaguedades palustres...

Las columnas, las ánforas, las copas, semejan en verdad enormes flores lacustres, dormidas en palideces lácteas... Hay en el ambiente un no sé qué... flotan en el aire presentimientos de angustias... Mueren unas flores mustias, sobre un vaso de alabastro. La luz de SELENE, pálida como la muerte, taciturna, entra por la ventana fingiendo chal de plata.

El silencio sepulcral, es profundo y doloroso, como un gran corazón lleno de infinitos presentimientos... En el cielo nocturno salpicado de estrellas que titilan dulcemente, se funden lentamente los matices... Grandes cicatrices rojas, semejan los últimos rayos solares, que mueren tras el enigma de las hojas. Hora extraña, en que el cielo de zafiro, siente el infinito dolor de morir...

Los seres y las cosas, nacen y mueren, en el seno profundo de un sueño obsesionante... La sombra va creciendo, poco a poco, se agiganta, parece un monstruo, se traga la vida... Calma profunda; frescuras de follaje; desnudez de la noche floreciente; Desfloración de rosas del ocaso, caídas pálidamente en el silencio.

Brumoso el globo de la LUNA esquiva; iridiscencias deliciosas de mirajes, sobre la fría palidez del bosque, lleno de ternuras imposibles de narrar con palabras. Esta noche deliciosa no estoy solo ni acompañado, me encuentro en plenitud; abro el libro de los muertos de los antiguos egipcios, escudriño los misterios de la región de BUTO. (El Mundo del Espíritu Puro.) Yo conozco esa región. ¡Sí! ¡Sí! ¡Sí!.

Ha tiempo que dejé allá abajo, en el REINO MINERAL sumergido, en el mundo soterrado, en la región de Méndez, mi cadáver, mis cadáveres; mi YO, mis YOES; soy en verdad un difunto y por eso comprendo el libro de la morada oculta. Yo conozco los tres aspectos inefables de la DIVINA MADRE KUNDALINI, serpiente Ígnea de nuestros mágicos poderes.

No ignoro señora mía que tú eres la INMANIFESTADA diosa SHUTET y que resplandeces en las estrellas fijas. No ignoro, Reina mía, que tú eres la MANIFESTADA ISIS, diosa de los cazadores de la región de BUTO; ciertamente tú persigues a los demonios de SETH, (LOS DIABLOS YOES), los atrapas, los eliminas. Yo sé Madre mía, lo que es tu tercer aspecto. ¡Salve! HÉCATE, PROSERPINA, COATLICUE, REINA de los infiernos y la muerte.

"¿Sabéis, vosotros todos, por qué la región de BUTO fue ofrecida a HORUS? (EL SER DIVINO DEL HOMBRE.) Yo lo sé; pero vosotros no lo sabéis".

"Eh aquí RA (EL LOGOS SOLAR), dio esta región a HORUS (EL SER DE CADA HOMBRE), para indemnizarle de la herida sufrida por su ojo. (El tercer ojo, en el entrecejo.) RA, en efecto, dijo a HORUS: "Déjame ver lo que le ha sucedido a tu ojo" y lo miró... Luego RA dijo a HORUS: "Mira hacia allá. Vigila a ese jabalí negro", (EL EGO), "Y HORUS, (el SER, el INTIMO), le vigiló sin descanso. El JABALÍ furiosísimo le asaltó". "Luego HORUS (EL SER), dijo a (EL EGO) he dado a mi ojo (LA CLARIVIDENCIA), (SEXTO SENTIDO DESTRUIDO POR LAS PASIONES ANIMALES).

Ese jabalí negro, (EL YO), no inspira a HORUS (EL SER), sino repugnancia". Solo muriendo el negro jabalí, volverá a resplandecer en la frente del hombre, el ojo de HORUS.

Valle del SAMSARA, noche oscura, soledad maravillosa donde mi gente espera este «MENSAJE DE NAVIDAD 1969 – 1970».

Valle profundo, noche de la serpiente, enamorado de tu silencio sufro mucho al recordar que por ahí en el mundo, existen muchos que adoran al negro jabalí. ¿Podrían acaso llegar a la perfección los demonios de SETH?. ¿El negro jabalí dizque evolucionando?. ¡Qué horror Dios mío! ¡Qué ignorancia! ¡Pobres gentes!...

¿Satán evolucionando?. ¡Qué sandez, qué despropósito!. ¿Mefistófeles perfeccionándose?. ¿El Diablo diciendo misa?. El negro jabalí debe morir; HORUS lo aborrece, Ra lo abomina. Ciertamente el destino de SETH y sus diablos rojos es la muerte.

¡Cuan hondas fueron mis reflexiones en aquella noche de misterio, pasaron las horas...! Rayó el alba... Sobre el hondo azul del lago, el perfil vago de las nubes, fingía níveos vellones. Al fin comenzó a verse él día con luz indecisa, como una caricia de luna sobre la ceniza de un monte recién quemado para la siembra. El sol lució como antorcha de mi verbo; cirio nupcial cargado de perfumes exquisitos... Mañana radiosa, en que el vuelo de las palomas enternecidas, se mezcló con la caída del rocío, cayendo como un bálsamo odoriferante sobre la tierra.

Una melodía misteriosa recorre los parajes envueltos en una luz inefable, y, se esparce en el espacio lejano, como una fragancia deliciosa, como el hálito del alma de la mar cercana. Todo en las claridades difusas, llenas de estremecimientos musicales, parece preparase para escuchar el milagro de la palabra: la divina anunciación del verbo.