CONCEPTO Y REALIDAD
¿Quién o qué puede garantizar que el concepto y la realidad resulten absolutamente iguales?
El concepto es una cosa y la realidad es otra y existe tendencia a sobrestimar nuestros propios conceptos.
Realidad igual a concepto es algo casi imposible, sin embargo, la mente hipnotizada por su propio concepto supone siempre que éste y realidad son iguales.
LA DIALÉCTICA DE LA CONCIENCIA
En el trabajo esotérico relacionado con la eliminación de los elementos indeseables que cargamos en nuestro interior, surge a veces el fastidio, el cansancio y el aburrimiento.
Incuestionablemente necesitamos volver siempre al punto de partida original y revalorizar los fundamentos del trabajo psicológico, si es que de verdad anhelamos un cambio radical.
Amar el trabajo esotérico es indispensable cuando de verdad se quiere una transformación interior completa.
LA JERGA CIENTIFISTA
La dialéctica lógica resulta condicionada y calificada, además, por las proposiciones "en" y "acerca" que jamás nos llevan a la experiencia directa de lo real.
Los fenómenos de la naturaleza distan mucho de ser como los científicos los ven.
Ciertamente tan pronto un fenómeno cualquiera es descubierto, de inmediato se le califica o rotula con tal o cual terminacho difícil de la jerga científica.
Obviamente esos dificilísimos términos del cientifismo moderno solo sirven de parche para tapar la ignorancia.
EL ANTICRISTO
El chispeante intelectualismo como funcionalismo manifiesto del Yo psicológico, indubitablemente es EL ANTICRISTO.
Quienes suponen que el ANTICRISTO es un personaje extraño nacido en tal o cual lugar de la tierra o venido de este o de aquel país, están ciertamente completamente equivocados.
Hemos dicho en forma enfática que el ANTICRISTO no es en modo alguno un sujeto definido, sino todos los sujetos.
EL YO PSICOLÓGICO
Esta cuestión del mí mismo, lo que yo soy, eso que piensa, siente y actúa, es algo que debemos auto-explorar para conocer profundamente.
Existen por doquiera muy lindas teorías que atraen y fascinan; empero de nada serviría todo eso si no nos conociésemos a sí mismos.
Es fascinante estudiar astronomía o distraerse un poco leyendo obras serias, sin embargo, resulta irónico convertirse en un erudito y no saber nada sobre sí mismo, sobre el yo soy, sobre la humana personalidad que poseemos.
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