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La Gran Rebelión: Capítulo 26.- Los Tres Traidores

LOS TRES TRAIDORES

En el trabajo interior profundo, dentro del terreno de la estricta auto-observación psicológica, hemos de vivenciar en forma directa todo el drama cósmico.

El Cristo Intimo ha de eliminar todos los elementos indeseables que en nuestro interior cargamos.

Los múltiples agregados psíquicos en nuestras profundidades psicológicas gritan pidiendo crucifixión para el señor interior.

Incuestionablemente cada uno de nosotros lleva en su psiquis a los tres traidores.

La Gran Rebelión: Capítulo 27.- Los Yoes Causas

LOS YOES CAUSAS

Los múltiples elementos subjetivos que constituyen el ego tienen raíces causales.

Los yoes causas están vinculados a las leyes de Causa y Efecto. Obviamente no puede existir causa sin efecto, ni efecto sin causa; esto es incuestionable, indubitable.

Sería inconcebible la eliminación de los diversos elementos inhumanos que en nuestro interior cargamos sino elimináramos radicalmente las causas intrínsecas de nuestros defectos psicológicos.

La Gran Rebelión: Capítulo 28.- El Super Hombre

EL SUPERHOMBRE

Un Código de Anahuac ha dicho: "Los Dioses crearon a los hombres de madera y después de haberlos creado los fusionaron con la divinidad"; más luego añade: "No todos los hombres logran integrarse con la divinidad".

Incuestionablemente lo primero que se necesita es crear al hombre antes de poder integrarlo con lo real.

El animal intelectual equivocadamente llamado hombre en modo alguno es el hombre.

La Gran Rebelión: Capítulo 29.- El Santo Grial

EL SANTO GRIAL

El Santo Grial resplandece en la noche profunda de todas las edades. Los Caballeros de la Edad Media en la época de las Cruzadas buscaron inútilmente el Santo Grial en la tierra Santa más no le hallaron.

Cuando Abraham el Profeta volvía de la guerra contra los reyes de Sodoma y de Gomorra, dicen que encontró a Melquisedec el Genio de la Tierra. Ciertamente ese Gran Ser vivía en una fortaleza ubicada exactamente en aquel lugar donde más tarde se edificó a Jerusalem, la ciudad querida de los Profetas.