EL MAESTRO ACONSEJA DISOLVER EL EGO
En el verbo del Maestro solo se escuchaban frases de profeta, elocuentes oraciones de Avatar, predicciones catastróficas terribles para nuestro mundo, anuncio doloroso de acontecimientos kármicos para el planeta tierra y todo lo que en ella hay, en sus distintos estados, vegetal, animal y humano.
Yo escuchaba atento al Maestro que con solemne posición se profundizaba en los remotos sucesos que su ojo de diamante, su ojo de Brahma, captaba a través del tiempo, allá en lo ignoto del futuro, describía con gran firmeza profética todo lo que le espera a la humanidad.
“Quiero decirles a nuestros hermanos gnósticos que se preparen, quiero aconsejarles que disuelvan el ego. Deben morir en sí mismos, eliminar el mí mismo.
Sólo el Ser puede originar poderosas civilizaciones de luz. Sólo aquellos que hayan muerto en sí mismo podrán salir victoriosos en la hora postrera. Sólo esos no entrarán al abismo, sólo esos podrán vivir en la Edad de Oro sin necesidad de pasar por la muerte segunda.
En mi obra titulada «El Misterio del Áureo Florecer», les enseñé a ustedes el uso de la lanza. Es necesario saber manejar la lanza de Longibus, el arma de Eros para destruir a todos esos agregados psíquicos que constituyen el ego, el mí mismo, el sí mismo.
Indubitablemente, en la forja de los cíclopes podemos realizar maravillas, es allí donde podemos crear el Soma Puchicon, es decir, el traje de bodas del alma.
Es también allí donde podemos nosotros manejar esa arma maravillosa, esa arma de Eros con la cual es dable destruir a los agregados psíquicos que constituyen el sí mismo. Cuando nosotros hayamos eliminado radicalmente el ego, sólo quedará en nuestro interior el Ser, lo divinal, eso que es perfecto.
Créanme ustedes, mis caros hermanos, que el ego nos hace feos en el sentido más completo de la palabra. Aquellos que llevan dentro el ego, indudablemente irradian ondas de la izquierda, siniestras, tenebrosas, abominables. Cuando se ha realizado la muerte en sí mismo, solamente queda en el interior de cada cual, en el interior profundo, la belleza y de esa belleza emana eso que se llama amor.
¿Cómo podríamos nosotros hoy sinceramente irradiar el amor, si llevamos dentro el ego? Es necesario que el ego sea destruido, para que en nosotros quede únicamente el amor. Hermes Trismegisto dijo: TE DOY AMOR, EN EL CUAL ESTA CONTENIDO TODO EL SUMUM DE LA SABIDURÍA. Amar es lo fundamental. El amor nos hace realmente sabios en todos los aspectos de la existencia, pues es en verdad el Sumum de la sabiduría.
La auténtica sabiduría no es de la mente, sino del Ser; es un funcionalismo de la conciencia, síntesis gloriosa de eso que se llama amor, porque el amor es el Sumum de toda ciencia, de todo conocimiento real y verdadero.
La mente, mis caros hermanos, no conoce la verdad, está embotellada en el ego, nada sabe sobre lo real. Destruyamos al ego, libertémonos de la mente, para que quede en nosotros lo verdadero, lo que es el Ser, lo real.
En «El Misterio del Áureo Florecer» enseño a manejar esa arma extraordinaria que es la lanza y que ahora repetimos con el ánimo sincero de que ustedes la aprendan a manejar en forma precisa y puedan destruir cada uno de los agregados psíquicos que constituyen EL YO PLURALIZADO, EL EGO, EL MÍ MISMO, EL SÍ MISMO.
Precisamente es en la forja de los cíclopes donde debemos invocar a Devi Kundalini, a nuestra Divina Madre Cósmica particular, para que con la lanza nos elimine tal o cual defecto psicológico, es decir, tal o cual agregado psíquico, tal o cual error, tal o cual yo. Obviamente, Ella con su arma podrá hacerlo y así iremos muriendo de instante en instante, de momento en momento.
No basta comprender un defecto, es necesario eliminarlo. La comprensión no es todo, se necesita la eliminación. Nosotros podemos rotular un defecto con distinto nombre, pasarlo de un departamento a otro de la mente, etc., pero jamás alterarlo fundamentalmente.
Necesitamos de un poder superior a la mente capaz de eliminar tal o cual error. Afortunadamente se halla tal poder en estado latente dentro de cada uno de nosotros, obviamente estoy hablando de Devi Kundalini, la serpiente ígnea de nuestros mágicos poderes. Sólo implorándole a Ella podemos conseguir que nos elimine el defecto que hemos comprendido íntegramente.
Muriendo así, de momento en momento, como ya lo hemos indicado, llegará el instante delicioso en que dentro de cada uno de nosotros sólo morará lo divinal, lo perfecto, el Ser, eso que es lo real.
Aquellos que realmente quieran venir a formar parte de la futura civilización, aquellos que no quieran ahora descender en la involución sumergida entre las entrañas de la tierra, deben disolver el ego. Estamos, pues, ante un dilema: o disolvemos el ego por nuestra propia cuenta, por nuestra propia voluntad, o nos lo disuelven.
Si no nos resolvemos a disolverlo, si no lo desintegramos, entonces la naturaleza se encargará de hacerlo en los mundos infiernos, en las infradimensiones del Cosmos, dentro de las entrañas vivas de este planeta en que vivimos. Pero, ¿en qué condiciones?
A través de infinitas amarguras, de interminables sufrimientos y espantosos padecimientos, imposibles de describir con palabras.
Reflexionad, os invito a reflexionar muy detenidamente sobre este aspecto y a morir en sí mismos, comprended mis palabras que para muchos puede ser la última oportunidad.
Hasta aquí van mis palabras en esta oportunidad para ustedes mis caros hermanos. Paz Inverencial”.