LA METAFÍSICA
Goethe el gran iniciado alemán dice en su Fausto: “primero que todo debéis estudiar la metafísica”.
Carlos Marx no sabe metafísica, la información que tuvo sobre la metafísica es completamente medieval, insuficiente, demasiado elemental.
Marx cree en su ignorancia que la metafísica considera a la naturaleza como un conglomerado casual de objetos y fenómenos desligados y aislados unos de otros y sin ninguna relación de dependencia entre sí.
El concepto marxista sobre metafísica indica con entera exactitud ignorancia absoluta.
Los eruditos en teosofía, hermetismo, yoguismo, budismo, rosacrucismo, etc., saben muy bien que la auténtica metafísica ignorada por Marx, excluye la posibilidad de poder comprender un fenómeno cuando se le estudia aisladamente.
La metafísica auténtica de las grandes escuelas esotéricas de oriente y occidente afirman enfáticamente que todo fenómeno de la naturaleza se halla íntimamente conectado con todos los fenómenos que le rodean. Ningún fenómeno puede estar aislado y cuando se le estudia aisladamente puede parecer un absurdo.
La ley de causa y efecto es el engranaje secreto de la mecánica de la naturaleza.
Todo fenómeno de la naturaleza es movimiento en un espacio superior.
En un espacio inferior con relación al nuestro, los movimientos mecánicos se traducen en fenómenos.
En el espacio superior los movimientos mecánicos son simplemente propiedades de los sólidos aparentemente inmóviles.
El movimiento observado por las criaturas bidimensionales es para nosotros una propiedad de los sólidos en apariencia inmóvil.
Los fenómenos de la vida son nacimiento, crecimiento, reproducción y muerte de los seres vivos, el encadenamiento ordenado de todos estos fenómenos es movimiento de sólidos en un espacio superior.
Los movimientos mecánicos del mundo tridimensional tales como luz, calor, sonido. Fenómenos bioquímicos, fisicoquímicos, catalíticos, etc., son simples manifestaciones de ciertos procesos tetradimensionales perceptibles únicamente con el sentido espacial bien desarrollado.
Dentro de todo cuerpo tridimensional hay procesos tetradimensionales. El asiento vital de todo organismo, es tetradimensional.
La geometría tridimensional es la botella de Marx; realmente Marx no pudo escaparse de esa botella.
Marx cometió el error que endilga a los metafísicos cual es el querer estudiar los fenómenos aisladamente sin tener en cuenta para nada la multidimensionalidad del espacio, esto es semejante al tonto científico que no sabiendo nada sobre el mecanismo del cinematógrafo, ni sobre el proyector que está atrás de él, ni sobre la transparente cinta de la película, quisiese investigar el cinematógrafo analizando las figuras de la pantalla, sentando teorías, tomando notas, observando el orden y construyendo hipótesis.
Semejante tonto científico se engañaría a sí mismo miserablemente y no llegaría realmente a ninguna conclusión lógica, a menos que diera la espalda a la pantalla para estudiar seriamente la causa Causorum que origina las fugaces figuras que aparecen en ésta.
La naturaleza es una gran pantalla y el proyector es la psique cósmica.
La filosofía positivista comete el error de estudiar únicamente las figuras de la pantalla.
Nada sabe la ciencia positivista sobre las leyes de causación cósmica que regulan a las figuras de la pantalla. ¿De dónde vienen esas figuras? ¿A donde van? ¿Cuál es el objeto de su existencia? ¿Por qué están organizadas en ésta y no en otra forma? ¿Por qué se mueven en vez de permanecer quietas e iguales en el mismo lugar? La vida es realmente un enigma indescifrable para la filosofía positivista.
Los materialistas se auto-engañan miserablemente suponiendo estar en el camino de la verdad. Los materialistas están embotellados entre la geometría de Euclides.
Tras de la pantalla naturaleza se encuentra nuestra propia Conciencia, ésta es la luz. Las figuras son nuestras propias impresiones. La luz de nuestra Conciencia proyecta sobre la pantalla esas impresiones, esas imágenes a las que llamamos vida.
Las impresiones nos llegan de la misma pantalla, nosotros las creamos, nosotros las vemos, y al mismo tiempo todo lo recibimos de ellas.
La auténtica metafísica que Carlos Marx no estudió jamás, nunca dijo que las figuras de la pantalla naturaleza estuviesen quietas.
La metafísica siempre ha dicho que todo está sujeto a cambios, que nada está quieto, que todo nace, se desarrolla y muere.
La senda de la vida está formada de las huellas de los cascos del caballo de la muerte.
Se equivocó lamentablemente Marx creyendo que la metafísica considera a la naturaleza como alguno quieto e inmóvil, estancado e inmutable.
Invitamos a los señores Marxistas-leninistas a estudiar la Doctrina Secreta de H.P. Blavatsky a fin de que comprueben por sí mismos el tremendo error de Marx cual es el de asegurar que la metafísica considera a la naturaleza, quieta, inmóvil, estancada e inmutable.
Es bueno que los fanáticos del Marxismo-Leninismo se estudien toda la yoga oriental, la Veranta, el Budismo Esotérico, etc., etc., etc., a fin de que se convenzan por sí mismos de que Marx jamás estudió metafísica.
Los ataques de Marx a la metafísica no tienen ningún valor porque la lógica elemental dice: “La opinión de un crítico no tiene valor si no hay pleno conocimiento de causa”.