MONOGRAFÍA Nº 9
TEPIU K´OCUMTATZ
Tepiu K´Ocumtatz es, entre los aztecas, al Anciano de los Días. El Anciano de los Días es andrógino, es decir, masculino y femenino al mismo tiempo. El Anciano de los Días es el Padre en nosotros. Así, pues, Tepiu K´Ocumtatz es el Ser de nuestro Ser, la primera y última síntesis de nuestro Ser. El Anciano de los Días es la primera emanación del Absoluto. En el fondo de la Conciencia de cada hombre hay un Anciano de los Días.
La cabellera del Anciano de los Días tiene 13 bucles; si sumamos entre sí esta cantidad tendremos 1+3=4. 1 es el principio masculino fuego; 2 es el principio femenino agua; 3 es el Hijo de la creación universal. La creación más la unidad de la vida es igual a 4; 4 es el Santo Tetragrammaton y este es el nombre del eterno Iod He Vau He. La barba del Anciano de los Días tiene trece mechones y representa al huracán, a los cuatro vientos, al soplo, a la palabra. Los cuatro vientos son el Iod He Vau He. El Anciano de los Días es la bondad de las bondades, lo oculto de lo oculto, la misericordia absoluta. El Mantram PANDER nos permite llegar hasta el Anciano de los Días.
Esto es posible con la meditación profunda. En el mundo de Aziluth hay un templo maravilloso donde se nos enseña la majestuosa presencia del Anciano de los Días. Para realizar al Anciano de los Días en nosotros mismos tenemos que realizar totalmente, dentro de nosotros, al número 13. Necesitamos una muerte suprema y una suprema resurrección.
El Anciano de los Días mora en el mundo de Kether; el jefe supremo de ese mundo es el ángel Mitratón, ese ángel fue el profeta Enoch. Con su ayuda podemos entrar en el mundo de Kether durante la meditación profunda. El discípulo que quiera penetrar en Kether, durante sus estados de meditación profunda, rogará al ángel Mitratón y será ayudado.
La diosa azteca de la muerte tiene una corona con 9 cráneos humanos; la corona es el símbolo del Anciano de los Días, el cráneo es la correspondencia microcósmica del Anciano de los Días en el hombre. Realmente, necesitamos de una muerte suprema de la personalidad humana; la personalidad humana debe morir. Necesitamos de una suprema resurrección para realizar al Anciano de los Días en nosotros mismos.
En el mundo de Kether comprendemos que la gran Ley rige a todo lo creado. Desde el mundo del Anciano de los Días vemos a las multitudes humanas como hojas arrastradas por el viento. El Gran Viento es la Ley terrible del Anciano de los Días, Vox Populi Vox Dei. Una revuelta social, contemplada desde el mundo del Anciano de los Días es una ley en acción. Cada persona, las multitudes enteras, parecen hojas desprendidas de los árboles, arrasadas por el viento terrible del Anciano de los Días.
Las gentes no saben de éstas cosas, las gentes sólo se preocupan por conseguir dinero y más dinero. Esa es la pobre humanidad doliente: míseras hojas arrastradas por el Gran Viento, míseras hojas llevadas por la Gran Ley.
El Anciano de los Días es nuestro auténtico Ser en su raíz esencial, es el Padre en nosotros, es nuestro verdadero Ser.
Nuestros discípulos deben ahora concentrarse y meditar muy hondo en el Anciano de los Días. Durante la meditación deben provocar el sueño voluntario. Así podrán llegar a la iluminación muy profunda.
Que la paz reine en todos los corazones. No olvidemos que la paz es una esencia emanada desde el Absoluto, es luz emanada desde el Absoluto, es la luz del Anciano de los Días. Cristo dijo: "Mi paz os dejo, mi paz os doy".