Prefacio
ANTROPOLOGÍA GNOSTICA
DE LA 2a. EDICION DE ANTROPOLOGIA GNOSTICA
La obra que presentamos en este libro es el resultado de un trabajo muy singular.
No se trata de un texto elaborado, corregido y reconstruido por su autor hasta conferirle una forma definitiva tras sucesivos borradores preliminares. Es la recopilación de un ciclo de conferencias ofrecido por el V. M. Samael Aun Weor en los últimos años de su dilatada labor docente e investigadora.
Pese a lo que esto podría dar a entender, no se trata de unos capítulos independientes inconexos, correspondientes a conferencias elegidas al azar o impartidas a diferentes públicos.
PRIMERA CÁTEDRA
EL ORIGEN DEL HOMBRE
Mucho se ha investigado sobre el origen del hombre y en realidad, de verdad, sólo hipótesis es lo que han elaborado los antropólogos materialistas de esta edad decadente y tenebrosa. Si les preguntásemos nosotros a los señores de la antropología materialista, cuál fue la fecha y el modo exacto como surgió el primer hombre, no sabrían ciertamente darnos una respuesta exacta.
Desde las épocas aquellas de Mr. Darwin hasta Haeckel y posteriormente desde Haeckel hasta nuestros días, han surgido innumerables hipótesis y teorías sobre el origen del hombre; empero hemos de aclarar en forma enfática que ninguna de tales suposiciones puede ser ciertamente demostrada. El mismo Haeckel asegura con gran énfasis que ni la Geología ni tampoco esa otra ciencia llamada Filogenia, tendrán jamás exactitud dentro del terreno de la mismísima ciencia oficial.
SEGUNDA CÁTEDRA
El tema del origen del hombre es realmente muy discutible, muy espinoso. Mr. Darwin sentó ciertos principios en su obra que deben ser recordados por los mismísimos antropólogos materialistas. Dice Mr. Darwin que "una especie que evoluciona positivamente, en modo alguno podría descender de otra que evoluciona negativamente" También afirma Mr. Darwin que "dos especies similares, pero diferentes, pueden referirse a un antecesor común, pero nunca la una vendría de la otra."
Así que conforme nosotros vamos avanzando en estas disquisiciones de la Antropología científica, obviamente encontramos ciertas contradicciones en el materialismo. ¿Cómo es posible que se ignoren los principios darwinistas? ¿Cómo es posible que aún hoy en día haya quienes piensen que el hombre viene del mono? Incuestionablemente, los hechos están hablando por sí solos, hasta ahora no se ha encontrado jamás el famoso eslabón perdido. ¿Dónde está?
TERCERA CÁTEDRA
Ha llegado la hora de hacer ciertos análisis en relación con el hombre. Ciertamente y en nombre de la verdad, la Antropología meramente materialista nada sabe sobre lo que es el origen del hombre. Ya en pasadas cátedras hicimos nosotros algunos análisis someros y ahora vamos a ahondar algo más en esta cuestión.
Pensemos por un momento en los tiempos mesozoicos de nuestro mundo, en la era de los reptiles. Entonces en verdad existía el hombre. Claro, esto lo niega la antropología materialista. En verdad que la antropología meramente profana desconoce el origen real del ser humano. Quiere la antropología materialista que el hombre no exista antes de la era cuaternaria, se le niega la posibilidad de haber existido durante el período Cenozoico, lo cual resulta en el fondo manifiestamente absurdo.
CUARTA CÁTEDRA
Ante todo es bueno saber que los antropólogos nos hablan de tres épocas muy importantes: primera, el período Paleozoico; segunda, el período Mesozoico, y tercera, el período Cenozoico. Afirman ellos en forma enfática que durante el período Paleozoico existieron sobre las aguas de la vida los primeros seres unicelulares, los microorganismos también existieron los moluscoides, los moluscos, los peces y los primeros reptiles. Esto lo afirman los antropólogos materialistas con una seguridad increíble, como si ellos hubieran estado presentes en las épocas arcaicas, como si en verdad hubieran podido ver, oler, palpar y hasta oír todo lo que en aquellas edades ocurrió.
Sin embargo, como ya he dicho en pasadas cátedras, y ahora lo repito, siempre aseveran los antropólogos del materialismo que no creen sino en lo que ven, que jamás aceptarían nada que no hayan visto con sus ojos o palpado con sus manos. Aunque tenga que reiterar muchas veces, debo decir que tal afirmación resulta completamente falsa, mentirosa. Así pues, mis queridos hermanos, ellos están creyendo en lo que nunca han visto, en lo que nunca han palpado, están afirmando en forma increíble suposiciones falsas.
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