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Las Tres Montañas: Capitulo 27.- El Santo Sepulcro

EL SANTO SEPULCRO

Escrito está con caracteres de fuego en el libro de los esplendores, que cuando Jesús ‑el Gran Sacerdote Gnóstico ‑ exhaló su postrer aliento, la tierra filosófica, su muy humana persona, tembló al comprender la difícil tarea que el destino le tenía reservada; y las piedras de "la Senda del Filo de la Navaja" se hendieron tornándose el camino todavía más difícil. (Esto sólo comprenden íntegramente aquellos Maestros que, después de haber muerto en sí mismos, se preparan para la resurrección).

Mercurio, como Planeta Astrológico, es mucho más misterioso que el propio Venus, e idéntico al MITHRA Mazdeísta, el BUDHA, el Genio o Dios, establecido entre el Sol y la Luna, el compañero perpetuo del Sol de la Sabiduría.

Pausanias, en su libro V, nos lo muestra teniendo un altar en común con Júpiter. Ostentaba alas para expresar que asistía al Sol en su curso, y era llamado el Nuncio y el Lobo del sol: "SOLARIS LUMINIS PARTICEPS". "Era el Jefe y el evocador de las Almas, el Archimago y el Hierofante".

Virgilio le describe tomando su Caduceo o Martillo para evocar de nuevo a la vida a las infelices Almas precipitadas en el Orco o LIMBUS: "TUM VIRGAM CAPIT, HAC ANIMAS ILLE EVOCAT ORCO". Con el sano propósito de hacerlas ingresar en la Milia Celeste.

Después de estas explicaciones se hacen claros los siguientes versículos: (explicados).

"Y abriéronse los sepulcros, y muchos cuerpos de Santos que habían dormido en el ORCO o LIMBUS, se levantaron".

"Y salidos de los sepulcros, después de su resurrección esotérica, vinieron a la santa ciudad, la Jerusalén de arriba, y aparecieron a muchos".

Incuestionablemente muchos Santos han querido AUTO‑REALIZARSE ÍNTIMAMENTE, sin el Santo Sacramento de la Iglesia del AMOR (SAHAJA MAITHUNA).

Esas desdichadas Almas caen siempre en el ORCO o LIMBO de la ignorancia, las tinieblas y el dolor...

Sólo muriendo en sí mismo, con muerte de cruz ‑símbolo éste completamente sexual‑, es posible entonces la resurrección...

Si el germen no muere la planta no nace. La Senda de la Vida está formada con las huellas de los cascos del caballo de la muerte.

Mercurio es el Áureo Planeta, el inefable, a quien los Hierofantes prohibían nombrar y está simbolizado en la Mitología Griega por los famosos lebreles o perros guardadores del ganado celeste, que se abreva en las purísimas fuentes de la Sabiduría Oculta...

Mercurio es también "HERMES‑ANUBIS" el buen inspirador o AGATHODAEMON. Como Ave de Argos, vela sobre la Tierra, quien le toma equivocadamente por el sol mismo, siendo entrambos, respectivamente, el SARAMA y SARAMEYA Hindúes.

El emperador Juliano oraba todas las noches al Sol Oculto, por la intercesión de Mercurio, pues como dice Vossius: "Todos los Teólogos aseguran que Mercurio y el Sol son uno... Por eso era considerado como el más elocuente y sabio de los Dioses, lo cual no es de extrañar, pues que Mercurio se halla tan cerca de la Sabiduría y de la palabra (o LOGOS) que con ambos fue confundido...

"Mercurio es el TERCER LOGOS, SHIVA, EL ESPÍRITU SANTO, el Primogénito de la creación, nuestra Monada auténtica, particular, individual...

¡Oh Dioses Santos! Cuán triste sería la suerte de los Santos en el LIMBO si Mercurio les abandonase...

Mercurio, SHIVA, Gran Hierofante, Nuncio y Lobo del CRISTO Intimo, suprema esperanza de aquellos que duermen entre el Santo Sepulcro...

Yo reconocí la fálica señal en la "Barca de RA" al pasar por la Octava Iniciación Venusta; entonces clamé con gran voz, diciendo: "Cuando suene la primera trompeta resucitaré de entre los muertos"."

¡Salve, oh gran Divinidad, que navegas en tu barca! Transportado hasta aquí, ¡ante ti aparezco!"

"Déjame subir al puente de mando y dirigir la maniobra de la barca, como hacen tus servidores, los Arcontes de los Planetas".

LITELANTES se apesadumbró un poco al contemplar mi Santo Sepulcro. "No temáis ‑le dijo un MAHATMA‑ el cuerpo físico de él todavía no morirá". Estas palabras le tranquilizaron íntegramente.

En aquella lejana época de mi presente existencia, ni siquiera había muerto en mí mismo, continuaba con el Ego bien vivo; el sepulcro era entonces meramente simbólico, como el ataúd de toda Logia Masónica...

Comprendía sí, en forma íntegra, el simbolismo sepulcral; sabía que debía morir en mí mismo para tener derecho a la resurrección de "HIRAM ABIFF" el Maestro Secreto, dentro de mi templo‑corazón...

Concluyó aquella Iniciación con instrucciones precisas, relacionadas con la misión que actualmente estoy cumpliendo en el mundo.