LA AUTO‑CRÍTICA
Debemos ser sinceros con nosotros mismos y hacerle la disección al yo con el tremendo bisturí de la "auto‑critica". Es absurdo criticar los errores ajenos, lo fundamental es descubrir nuestros errores y luego desintegrarlos a base de análisis y profunda comprensión.
Sólo es posible actuar colectivamente cuando cada individuo es capaz de actuar individualmente con plena y absoluta conciencia de lo que se hace.
Los sistemas de la Revolución de la Dialéctica parecerán muy largos a las gentes impacientes. Empero no existe otro camino. Los que quieren cambios rápidos e inmediatos, en el orden psicológico y social, crean normas rígidas, dictaduras de la mente, no aspiran a que se sepa cómo pensar, sino que dictan lo que hay que pensar.
Todo cambio brusco defrauda su propio objetivo y el hombre vuelve a ser víctima de aquello contra lo cual luchó. Dentro de nosotros mismos están todas las causas del fracaso de cualquier organización.